Mi fiera currupia

Ventolin, el día que tu pediatra te nombre esta palabra, échate a temblar.
Esta mañana he estado a punto de llamarlo para preguntarle si me estaba tomando el pelo cuando me lo recetó para mi hijo. ¡¡¡¡Media hora!!! Media hora para darle a mi hijo un medicamento. Claro que no es una medicina cualquiera, como un jarabito o algo así no, es una mascarilla que tengo que aguantar en la boca y nariz del pelotillo 2 minutos. Por Dios, si le acerco un pañuelo para sonarle los mocos y se pone como una fiera, como pretende que le aguante una mascarilla con un deposito de plástico incorporado durante 2 minutos, si nada mas ver el aparato es como si te vieras venir un OVNI directamente a tu cara, imagínate para un bebe, que el aparato es del mismo tamaño que su cabeza, ….¡¡¡ eso es inhumano, diomiodemiarma!!!.
Esta mañana yo le sujetaba con una mano sus brazos, con la otra mano la cabeza y mi marido le sujetaba la mascarilla. Aquello no era un niño, Dios mío, parecía la niña del exorcista. ¡¡¡que miedo!!!. Espero que al niño se le olviden todas estas perrerías que les hacemos cuando son pequeños, porque si no, me veo un futuro negro, porque con el tamaño que promete el niño…uuuuffffff… ya te digo.
Y para colmo me dicen que este medicamento pone a los niños cardíacos. Yo lo he “soltado” esta mañana en la guardería, igual me llaman para decirme que me lleve a esa fiera currupia, y que les lleve al verdadero Augustito. A ver que tal.