AMPARO, YO .....Y EL ENERGIZADOR

Recuerdo que en Sevilla pusieron hace unos años una sala de diversión que se llamaba Q-Zar. Era una especie de Paint-ball estos de ahora, pero en una sala cerrada y oscura, donde había un laberinto de paredes negras decoradas con motivos fluorescentes de todos los colores. Nada más entrar te colocaban encima una especie de parapeto o carcasa de color rojo o verde fosforito (re-linda), y te daban una pseudo metralleta (o yo no se lo que era eso) que disparaba una especie de rayo láser con el que tenías que matar a los del otro equipo. Lo cierto es que tampoco recuerdo muy bien de que iba todo aquello. A mi amiga Amparo y a mi nos soltaron allí diciéndonos que teníamos que buscar y disparar a los del equipo contrario y cuando se nos acabaran los rayos teníamos que recargarlos, o al menos eso fue lo que entendimos.
Los hombres iban por delante pero en cuestión de segundos se perdieron en la oscuridad, y allá que íbamos las dos muy dispuestas, entrando despacito en la sala oscura. Instintivamente nos miramos la una a la otra de arriba abajo y…… jojojojojojoojajajejaeajeajejae, jojojojjoj… el descojono. Menudas pintas teníamos, éramos un híbrido entre Robocop y las supernenas, pero en versión carroza fluorescente. ¿qué mierda pintábamos nosotras allí? Estos hombres de hoy en día que quieren hacer realidad las batallitas de soldaditos de su infancia y nos arrastran a nosotras. Pero bueno, ya estábamos allí y había que hacer algo.
- ¡¡ Venga Amparo, que tenemos que matar al enemigo!! – dije muy metida en mi papel.
Amparo me miró con cara de circunstancia y ….. jojojojojojojojaejajeajeajeajeae. Nos tuvimos que sentar en el suelo, entre el dolor de barriga y las lágrimas no podíamos movernos. De repente aparece el enemigo, y las dos desde el suelo empezamos a disparar con esa cosa que pesaba como un muerto. Lo que no recordábamos era que los rayos tenían un límite, y cuando nos dimos cuenta habíamos descargado la metralleta encima del enemigo y ni siquiera le habíamos rozado. De pronto escuchamos una voz - ¡¡ Vaya al energizador… vaya al energizador… vaya al energizador..!!!
- ¿Ein? Amparo, la metralleta me esta hablando- dije asustada.
- ¿ que mierda es el energizador ?-
- Jojojojojajaejaejaejaejaejajojojojaeja…… - Amparo no podía contestar.
Cuando por fin nos calmamos, decidimos buscar el maldito energizador. A todo con el que nos cruzábamos le preguntábamos
- ¿sabes donde está el energizador? –
- Ratatatatatatatatatatatatatata – muertas.
Camino del energa… energoi…. ener…como se llame, nos topamos con dos individuos -Amparo, ¿esos dos no son …..?
Ahí se nos cayeron los palos del sombrajo, dos conocidos de los que teníamos un concepto por lo visto totalmente equivocado en lo que respecta a seriedad y responsabilidad, se encontraban tirados por los suelos en plan Rambo III. ¡¡Que flipe!!!
A la gente se le ha ido la perola.
¡¡¡ Y el energizamierda sin aparecer!!! Ni siquiera sabíamos si estábamos buscando una máquina, una persona o un brontosaurio. Hasta que ya, desesperadas, nos pusimos a gritar ¡¡¡¡¡ ¿alguien sabe que coño es el energizadoooooooorrrrrrrrrrr?!!!!!!!
- Meeeeeeeeeecc- bocinazo. El juego se había acabado.
Y cuando salíamos los hombres comentaban:
- ¡¡Flipante!! -
- ¡¡ Alucinante!!! –
- ¿¿¿¿ flipante ¿??? … ¿¿¿alucinante???.... Amparo y yo nos habíamos gastado 500 pelas cada una para buscar durante 15 minutos un aparato que a fecha de hoy aún no sabemos lo que es.